Verónica de León
Cuando muere un hijo, muere una parte de mí.
La muerte de un hijo/a es la experiencia más devastadora, dolorosa y difícil que enfrenta el ser humano. Los padres son las personas más afectadas por la pérdida, suelen vivirla como un fracaso y con gran culpabilidad. Se revelan al suceso como si la vida se hubiera alterado, como si se trastocara el orden establecido, donde los mayores son los que deberían morir antes que los jóvenes.
Si bien es cierto que la muerte está presente en cualquier momento, lugar y edad y es universal, todos moriremos algún día, también es única, nadie muere igual a otro y es impredecible, nadie sabe cuándo y cómo morirá. Es aquí donde nos detenemos a plantear una pregunta ¿Deben morir los jóvenes, antes que los mayores? La respuesta es dolorosa, pero la muerte no distingue edad.
¿Qué decir a un padre o madre en duelo? No hay palabras, formas, ni recetas que mitiguen o alivien el dolor que los embarga. Se producirá tensión y conflictos en la pareja, cada uno de ellos lo vivirá de forma diferente, habrá mucha tristeza, silencios prolongados, sentimientos de culpa y llanto desgarrador, aumento o disminución de sueño, de apetito; exceso de trabajo, de hacer deporte, y muchas veces con la combinación del consumo de fármacos, alcohol, tabaco y otras drogas.
Es necesario permitirles expresar las emociones y sentimientos como ellos lo decidan, dejar que visiten el panteón tanto como lo requieran, ver fotografías, tocar la ropa, usar algún objeto de su hijo, ayuda a resignificar nuevamente su vida.
La institución Déjalos ir con Amor IAP cuenta con un grupo de auto-ayuda, para madres en duelo que han perdido un hijo, dirigidos por tanatólogos, el grupo es un apoyo para otros padres y madres que se encuentran en la misma situación ¿Pero que pasa con los hermanos sobrevivientes ¿Cómo lo viven? ¿Cómo deben comportarse?… Nos vemos en la segunda parte de este artículo.
